Ir a Asturias y no visitar los Lagos de Covadonga, es como ir a Paris y no ver la Torre Eiffel. Así que uno de los días de nuestra estancia en Gijón, decidimos visitarlos. Su encanto especial y su proximidad a Gijón, bien hacen de los Lagos, una visita más que obligada.
Para llegar a los Lagos, en concreto el lago Enol y Ercina, tenemos que dejar atrás en primer lugar el santuario de Covadonga. A partir de aquí, empieza la subida hacia los Lagos. El santuario merece unos minutos de visita, ya que es una pequeña gruta donde se encuentra la pequeña parroquia de la Virgen de Covadonga, que como su propio nombre indica en latín “Cova Dominica”, (cueva de la señora), se encuentra en un emplazamiento único y espectacular, con unas vistas que difícilmente podrás olvidar.
A partir de aquí, comienza la subida “fuerte” hacia los Lagos. La carretera es un poco “peligrosa”, ya que son muchas curvas, con bastante pendiente y una anchura que a duras penas circulan dos coches, uno para cada sentido. Así que, hay que extremar las precauciones. El tramo total consta aproximadamente de unos 15km, pero la parte más complicada, se encuentra aproximadamente en el km 5 de la subida, en el tramo conocido como “la Huesera”, que se compone de una recta de 1km aproximadamente con desniveles, y que nos llevara al Mirador de la Reina (imprescindible). Es aconsejable ir con buen tiempo. Nosotros tuvimos suerte, relativamente. Al comienzo de la subida, podíamos ver las nubes y la niebla que íbamos dejando atrás. No se vosotros, pero yo siempre he pensado cuando he viajado en avion: ¿Cómo será la sensación de atravesar las nubes? Pues mi duda, quedó resulta cuando llegue a Covadonga, por que literalmente, ¡atraviesas las nubes!! Es espectacular.
Otro factor positivo de subir en coche, (nosotros fuimos en el nuestro, pero antes de comenzar el ascenso, hay microbuses que llegan hasta arriba), es que es frecuente ver vacas pastando en medio de la carretera, lo cual, además de ser “encantador”, puede resultar muy peligroso, ya que apenas las esperas y pueden provocar un accidente.
Para llegar a los Lagos, en concreto el lago Enol y Ercina, tenemos que dejar atrás en primer lugar el santuario de Covadonga. A partir de aquí, empieza la subida hacia los Lagos. El santuario merece unos minutos de visita, ya que es una pequeña gruta donde se encuentra la pequeña parroquia de la Virgen de Covadonga, que como su propio nombre indica en latín “Cova Dominica”, (cueva de la señora), se encuentra en un emplazamiento único y espectacular, con unas vistas que difícilmente podrás olvidar.
A partir de aquí, comienza la subida “fuerte” hacia los Lagos. La carretera es un poco “peligrosa”, ya que son muchas curvas, con bastante pendiente y una anchura que a duras penas circulan dos coches, uno para cada sentido. Así que, hay que extremar las precauciones. El tramo total consta aproximadamente de unos 15km, pero la parte más complicada, se encuentra aproximadamente en el km 5 de la subida, en el tramo conocido como “la Huesera”, que se compone de una recta de 1km aproximadamente con desniveles, y que nos llevara al Mirador de la Reina (imprescindible). Es aconsejable ir con buen tiempo. Nosotros tuvimos suerte, relativamente. Al comienzo de la subida, podíamos ver las nubes y la niebla que íbamos dejando atrás. No se vosotros, pero yo siempre he pensado cuando he viajado en avion: ¿Cómo será la sensación de atravesar las nubes? Pues mi duda, quedó resulta cuando llegue a Covadonga, por que literalmente, ¡atraviesas las nubes!! Es espectacular.
Otro factor positivo de subir en coche, (nosotros fuimos en el nuestro, pero antes de comenzar el ascenso, hay microbuses que llegan hasta arriba), es que es frecuente ver vacas pastando en medio de la carretera, lo cual, además de ser “encantador”, puede resultar muy peligroso, ya que apenas las esperas y pueden provocar un accidente.
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